Brady, Hal

Hal Brady tenía todo lo que una familia de clase media podía desear, era dueño de su propio negocio, una ferretería, tenía un bonito hogar en West Seneca, en Brooklyn, una amante esposa, Rose, y cuatro hijos que lo adoraban, Mikey, Pat, Johnny y el pequeño Bobby.

Sin embargo, Hal estaba frustrado por lo que él consideraba, que era un abandono por parte de su país, mas preocupado de atender a los pobres y desfavorecidos que en ayudar a la gente de la clase media, honrada y trabajadora como él, a los que freían a impuestos impidiéndoles cualquier cosa que no fuera ir tirando.

Hombre profundamente carismático y de gran ascendencia en la comunidad, Hal logró canalizar la frustración fundando la organización clandestina Nosotros, el Pueblo, a la que se unieron algunos de sus vecinos, pequeños comerciantes como él también furiosos con el país y la sociedad. Decididos a obtener lo que creían que se merecían, aunque fuera por la fuerza, por lo que tras cometer una serie de incendios provocados, intentaron extorsionar al Ayuntamiento de Nueva York al que exigían la entrega de 6 millones de dólares a cambio de cejar en sus actividades delictivas.

Pese a los daños y el terror implantado en la ciudad, el Ayuntamiento no cedió a las demandas y Hal y sus compañeros urdieron un nuevo ataque, esta vez contra una residencia de ancianos y pese a la reticencia de alguno de sus miembros, sobre todo un policía, el ataque se llevó a cabo provocando la muerte de una anciana pese a los intentos del Capitán América por salvarla.

Investigando el incendio, las autoridades descubrieron entre los escombros una placa de policía que se le había caído al miembro de Nosotros el Pueblo durante el ataque, el Capi siguió el rastro de la placa hasta localizar al policía, que le indicó la dirección de la casa de Brady.

El aventurero marchó hasta el hogar de Hal, al que sorprendió cenando con su familia, Brady intentó defenderse pero fue facilmente reducido por el Capi y se lo llevó del lugar pese a las protestas de Rose y su hijo que no entendían porque el miembro de los Vengadores se llevaba a un hombre honrado. Conducido por Brady hasta el lugar donde se reunía el grupo, el Capi vio horrorizado como en lugar de criminales curtidos, los incendiarios eran gente normal, comerciantes, fruteros, peluqueros..... que tenían la vida encauzada mejor que muchos que no se dedicaban al crimen, Brady intentó explicarle los motivos de sus actos pero el héroe no se dejó convencer y estaba dispuesto a detenerlos pero Brady, que no estaba dispuesto a permitir que sus hijos pasaran por la vergüenza de tener un padre en la carcel, se abalanzó sobre el material incendiario que tenían en el lugar portando una cerilla, provocando una explosión y posterior incendio que acabó con su vida.