Zora

Zora era una sacerdotisa de la Diosa Roja, un ser andrógino que regía las vidas de los Elegidos. Zora vivía encerrada en las cavernas luchando contra los Drommach, los enemigos ancestrales de su pueblo. Cuando Red Sonja descubrió las cavernas, Zora creyó que era su hermana perdida, que supuestamente habían abandonado para evitar que se cumpliera la profecía que decía que su presencia traería el fin de su pueblo. Zora no pudo dejar que muriera de hambre cuando la encerraron en una oscura mazmorra y le llevó comida. Al ver que no moría, Tamil, la líder de los Elegidos, realizó un sacrificio ante la Diosa Roja e interpretó que deseaba que se matara a la recién llegada. Zora se opuso a ello y sacó su espada. En ese preciso momento fueron atacados por los Drommach y Tamil ordenó lanzarse al ataque. Zora resultó herida durante el combate que aniquiló por completo a los dos pueblos, pero Red Sonja la auxilió y logró sacarla con vida del lugar {M/SS 9/2}.

Gracias a los cuidados de Red Sonja, Zora sobrevivió a las heridas y las mujeres viajaron hasta una ciudad costera cercana donde Lord Daquius las contrató como guardaespaldas durante su viaje por mar hacia Aghrapur como protectores de su hija Merina. En mitad del trayecto fueron atacados por los piratas de Kirkos, pero la lucha se terminó cuando Daquius y Kirkos se vieron y se reconocieron. Ya en Aghrapur, Zora se quedó al cuidado de Merina mientras Red Sonja y Daquius intentaban rescatar a Kirkos de la prisión en la que había sido encerrado, ya que el pirata en realidad era el hermano del diplomático. Mientras estaban fuera, Zora descubrió que una estatua propiedad de Daquius era en realidad una imagen del Dios Negro de los Drommach y la sorpresa la dejó momentáneamente incapacitada. Los piratas de Kirkos, que ignoraban la relación de su líder con el noble, aprovecharon la circunstancia para secuestrar a Merina. Al recuperarse, Zora intentó seguirlos pero cayó un pozo en mitad del bosque al que arrojaron la estatua. Poco después también Red Sonja fue arrojada al mismo pozo junto a la estatua, de la que salió una manifestación del Dios Negro. El fantasma terminó destruyéndose a sí mismo cuando Red Sonja logró que rompiera la estatua. Al encontrarse Kirkos con sus hombres y Merina, la niña lo reconoció y pronto se dio cuenta del error que había comentido con las dos mujeres y las rescató de la caverna. Una vez fuera zarparon con el barco pirata. Ese mismo día fue abordado por el barco de Daquius, que buscaba desesperado a su hija. Al verse los dos hermanos intentaron parar la lucha, pero el capitán del barco de Daquius no les hizo caso y mató al noble por la espalda. Merina, al ver a su padre morir, disparó una flecha a la cabeza del asesino. Mientras el barco huía uno de los arqueros disparó sobre Red Sonja. Zora vio la flecha y se interpuso recibiendo el disparo y cayendo al mar {RS2 1~ 2}.