Vigilante

El Vigilante es miembro de la raza alienígena del mismo nombre, la cual se encuentra esparcida por todo el universo con la función de observar y catalogar todo cuanto ocurre en las galaxias que vigilan. Como el resto de miembros de su raza, el Vigilante hizo un juramento de no interferir en el desarrollo de los acontecimientos que observaba, limitándose únicamente a vigilar. Encargado de vigilar la galaxia en que se encontraba la Tierra 929, quedó prendado del valor y bondad de sus habitantes, así que cuando fue consciente que a la Tierra se acercaba Estela Plateada, el heraldo de Galactus, como ante sala de la llegada del Devorador de Mundos, el Vigilante intentó ocultar la Tierra bajo un manto de rocas gigantescas que cubrieron su atmósfera, pero no logró despistar a Estela Plateada que llegó al planeta. Entonces el Vigilante previno a los mayores héroes del planeta, los Vengadores, avisándoles de la misión del heraldo.

Los Vengadores atacaron a Estela, y pese a que lo derribaron de los cielos, no pudieron impedir que este llamara a su amo que se manifestó en la Tierra. Sabedor que pese al valor de los héroes no eran rivales para Galactus, el Vigilante encargó a Iron Man la misión de infiltrarse en la nave del Devorador para hacerse con el Nulificador Supremo, un arma de increíble poder a la que incluso Galactus temía. Mientras el blindado partía para cumplir su misión, el Vigilante convocó mentalmente a todos los Vengadores en activo y en la reserva para que intentaran contener al Devorador o al menos destruir el convertidor energético con que pretendía destruir la Tierra el tiempo suficiente para que Iron Man regresara.

Pero las cosas no sucedieron como el Vigilante había planeado, los Vengadores fueron derrotados e Iron Man fue abatido por las defensas de la Nave de Galactus, dejando la Tierra indefensa. Viendo que su amada Tierra iba a ser destruida, el Vigilante decidió romper su juramento, y enfrentarse en persona al Devorador de Mundos. Pese a su enorme poder, el Vigilante no fue rival para Galactus que lo derrotó, y una vez lo tuvo a su merced, usó el convertidor energético para consumir la energía vital de su enemigo, saciando así su hambre y haciendo innecesario que consumiera la Tierra.

Galactus llevó el cuerpo del caído Vigilante a su planeta de origen donde se lo entregó a sus hermanos, que lo honraron con una pira funeraria que duró semanas, y lo lloraron durante milenios.