Anciano

El Anciano era el mas poderoso hechicero del planeta y como tal lo defendía contra amenazas como la de Dormammu o Pesadilla. Ya en sus últimos años, el Anciano se retiró a su palacio en el Himalaya y tomó un discípulo, el Barón Mordo, para entrenarlo en el uso de la magia y convertirlo en su sucesor, en un principio el Anciano temió haberse equivocado con Mordo pues este mostraba cierta fascinación por la magia negra pero de repente se produjo un cambio en su pupilo a mejor, dedicándose con pasión en sus estudios y cumpliendo las expectativas del Anciano. Cierto día llegó al hogar del Anciano un extranjero Stephen Extraño un cirujano cuyas manos habían resultado dañadas en un accidente. El Anciano, sintiendo un enorme potencial para la magia en Stephen le ayudó consiguiendo que al cabo de un tiempo no solo sanó sus manos sino también su alma tras lo cual abandonó el Himalaya aunque el Anciano hubiera preferido que se hubiera quedado junto a Mordo y él para aprender el uso de la magia.

Finalmente el Anciano consideró que su pupilo estaba listo para el siguiente pasó y lo envió al mundo exterior a ocupar su lugar, pero pronto tuvo que llamarlo de vuelta para que hiciera frente a la amenaza de Dormammu que pretendía invadir la Tierra, cuando Mordo regresó vencedor, el Anciano le entregó los últimos amuletos místicos que certificaban el fin de su entrenamiento, el Ojo de Agamotto y la Capa de Levitación, lo que el Anciano no sabía es que Mordo era un peón de Pesadilla que maquinaba para acabar con el Anciano y lanzar un ataque contra la Tierra.

Así, Mordo fingió su muerte a manos de Dormammu obligando al Anciano a abandonar su retiro para enfrentarse al demonio pero la edad había hecho estragos en el místico que además no disponía de la mayoría de sus armas como el Ojo de Agamotto puesto que se lo había entregado a Mordo con lo que Dorammu salió vencedor del combate matando al Anciano. Sin embargo, este sobrevivió en el Plano Astral donde volvería a encontrarse con Stephen Extraño a quien por fin podría convertir en su discípulo.