Daredevil vol 3

Daredevil entra furtivamente en Los Claustros donde tiene lugar el matrimonio entre Deborah Giscomo y Vincent Petrocelli porque hay un rumor en el aire que dice que se va a producir un golpe en ella. La boda es en realidad un pacto entre dos grandes familias mafiosas de la ciudad. En efecto aparece Mancha e intenta secuestrar a la niña de las flores, pero Daredevil le hace frente. En medio de la lucha detecta los latidos sospechosos de Sal Donaratti denunciándolo. El hombre al verse acorralado intenta negar las acusaciones y está dispuesto a venderle a Mancha, pero el supervillano le parte el cuello. Sin preocuparse por su seguridad, Daredevil se lanza contra Mancha siguiéndolo hasta la Dimensión Oscura y derrotándolo.

Matt Murdock se detiene a comer un perrito caliente delante de los juzgados, el vendedor que lo conoce desde hace tiempo insiste en que le cuente sobre el suceso de Los Claustros, pese a que Matt reiteradamente le asegura que no es Daredevil, cosa que Stu por supuesto no le cree. Poco después se reúne con Foggy en los juzgados donde tienen que pasar por una avalancha de paparazzi que le preguntan por su identidad secreta. Finalmente llega a la sala para representar a Jobrani su cliente, pero el fiscal no deja de hacer referencias a su identidad de Daredevil hasta tal punto que el juez se ve obligado a anular la sesión y recomendar otro abogado para su cliente. Ya de regreso a las oficinas, mientras está reflexionando en la azotea viene a verlo Kirsten McDuffie la nueva asistente que también habla con él asumiendo que es Daredevil. McDuffie le advierte que ningún fiscal le dejará poner un pie en las salas de juicio y todos van a usar su identidad en su contra. Además Jobrani no encuentra a ningún abogado defensor que quiera coger su caso y Jobrani le sugiere que puede haber alguien detrás de ello y que si ella fuera Daredevil estaría buscando información. Una vez se ha marchado, Matt se coloca el traje de Daredevil y salta por las azoteas. Al cabo de un rato ve a alguien acechándolo pero demasiado lejos para que pueda leerle bien con sus supersentidos. De pronto disparan confetis a su alrededor ensuciado sus sentido del radar y alguien le arroja lo que parece ser el escudo del Capitán América mientras está confundido.