Brann

Durante sus primeros cincuenta años de vida, el galés Brann vivió todo tipo de calamidades (hambrunas, guerras, invasiones de todo tipo), pese a lo cual logró sobrevivir, y con cierta holgura. Así, terminó siendo enviado a la herrería de Weyland a por una espada forjada específicamente para la coronación del rey de Gales {IM3 60; FB}.

Sin embargo, en su trayecto descubrió la aparición repentina de Iron Man, quien venía del futuro. Tomándole por un oscuro hechicero, le atacó, y fue rápidamente vencido {IM3 59}. Encontrado vencido y sin caballo, Brann y su espada fue capturado por los hombres de la hechicera Aislinn, y encerrada en su calabozo. Sin embargo, la intervención de Iron Man le permitió liberarse y que ambos huyesen juntos {IM3 60}.

La fortuna quiso que Aislinn volviese a atacarles y casi acabase con ellos, pero un golpe de suerte les permitió derrotarla. Sin embargo, durante el combate, la espada que Brann debía transportar quedó clavada irreparablemente en una roca; aún así la entregaría igualmente, y recibiría honores por su servicio y sus aventuras {IM3 61}. Aparentemente, la espada en la piedra era la futura Excalibur, legendaria arma del no menos mítico rey Arturo.