Esther Shira

Cuando los poderes de Tormenta se manifestaron mientras vivía en África, durante un tiempo fue adorada como si fuera una diosa. La chica mutante hacía llover y los nativos le rendían culto. O al menos eso creía ella, Esther Shira era una de esas campesinas que le rendían pleitesía, más que por creencia por pura necesidad {STORM3 3}.

Años más tarde, Forja se interesó por la situación de su poblado y quiso crear una máquina que duplicase los poderes de Tormenta. Pero el aparato necesitaba calibrarse así que pidió a Tormenta que viniera. Cuando la mujer llegó de nuevo a esa zona de Kenia se encontró con Esther quien le confesó que en el pasado más que rendirle culto, los pueblerinos le siguieron el juego. El nieto de Esther, Noah, desconfiaba de los extranjeros que venían pretendiendo ayudar. Aunque Forja intentó explicarle que no era así, Noah quiso apoderarse de la máquina manipuladora de las condiciones metereológicas lo que hizo que Tormenta se enfureciera y la destruyera. Más que por venganza, para darle la oportunidad de trabajar de nuevo en el proyecto e implicarse para que se diera cuenta de que venían de buena fe. Shira recriminó a su nieto su temperamento impulsivo {STORM3 3}.